Esta entrada participa en la LXIII edición del Carnaval de Química, alojada en el blog ‘Cardescu Web‘ de @CienciaNformas. Quiero agradecerle el audio que ha realizado de mi cuento http://www.ivoox.com/aporte-1-un-cuento-propuesta-didactica-audios-mp3_rf_17190275_1.html GRACIAS
Y también quiero agradecer las aportaciones que en comentarios están realizando docentes. Gracias a ellas esta propuesta didáctica mejora. GRACIAS
Y también quiero agradecer las aportaciones que en comentarios están realizando docentes. Gracias a ellas esta propuesta didáctica mejora. GRACIAS
Cuando oí hablar del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia y de la propuesta #EnClase11F me entusiasme con la idea. Quería colaborar pero... ¿cómo?
Pasaban los días y no se me ocurría nada, hasta que leí el cuento de Melli Toral "Historia de un pueblo muy periódico" que se publicó en el blog de Laura Morrón ¡Todo pareció encajar!
¿Por qué no usar esa maravillosa idea, un contador de historias paseándose por las casicas de la tabla periódica, para diseñar una actividad con mis alumnos? ¿Y si la diseño abierta, del estilo a como hice mi propuesta didáctica #YoEstrellaCervantes, y así la podría aprovechar quien quisiera?
Bueno, yo he pensado lo que aquí presento y si a alguien le es útil que no dude en usarlo.
He redactado un cuento partiendo de la idea de Melli (se lo comenté y me animó a hacerlo, ¡Gracias Melli por tu generosidad!), pero mi diseño es algo distinto:
El contador de historias llega a distintas casicas del pueblo muy periódico, varios elementos le empiezan a hablar de una científica que fue importante para él y después los alumnos tienen que completar esa parte del cuento (la de ese elemento) realizando una búsqueda bibliográfica.
Más abajo comentaré las posibilidades didácticas que yo le veo. Ahora y sin más rodeos...
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El 11 de febrero en el pueblo muy periódico
Un 11 de febrero, el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, un nuevo contador de historias llegó a este pueblecico y se dirigió a la Plaza
Mayor, allí donde un monumento explicaba qué se podía encontrar en cada una las
casicas. Sacó su flautilla y comenzó a tocar para "llamar" a todos
los del pueblo a la plaza.
Cuando ya no cabía ni un alma en la Plaza Mayor dijo así:
- Hoy me gustaría conocer historias de mujeres que hayan sido importantes
para vosotros -un murmullo generalizado se extendió, hablaban unos con otros,
parecía que todos querían intervenir-. Por favor, levantad la mano aquellos que
creáis que tenéis historias "interesantes" para mí.
Fueron muchos los que levantaron la mano, pensó que no podría escucharlos a
todos. Tomó nota de algunos nombres y empezó a recorrer el pueblo.
Decidió empezar por Oxígeno, uno de los que llevaba apuntados. Vivía en la
casica número 8 de este pueblo muy periódico.
Oxígeno vivía en la calle «Anfígenos» del barrio «No Metales»
- ¿Se puede?
- Adelante
- Hola. Buenos días. ¿Me gustaría saber por qué ha levantado la mano?
- Tanto Hidrógeno como yo hemos pensado que quizás querría escuchar la
historia de Marie-Anne Pierrette Paulze. Ella era la esposa del famoso Lavoisier,
que fue el que nos puso el nombre que ahora tenemos.
- Quizás me interese. Dígame por qué es interesante Marie-Anne.
- Ella era una estrecha colaboradora de Lavoisier, él no sabía idiomas y
ella le traducía la correspondencia, colaboraba en la redacción de informes,
artículos, cartas... e incluso cuando murió decapitado Lavoisier, ella continuó
escribiendo libros de química y realizando reuniones científicas en su casa.
Tristemente, hasta hace bien poco, la Historia de la Ciencia solo le reconocía sus
estupendos dibujos de laboratorios e instrumental. Cosas del machismo que por
desgracia ustedes los humanos nunca han podido erradicar.
- Pues es verdad que es una historia interesante. Cuénteme más de
Marie-Anna.
Oxígeno continuó contando cosas sobre esta extraordinaria científica y
mujer.
Cuando terminó de hablar con Oxígeno, bajó por la calle «Anfígenos» y paró
en la siguiente casica.
Era el hogar de Azufre, el número 16 de aquel peculiar pueblo. Era peculiar
por muchas cosas; por ejemplo, la numeración de las casas no iba por calles,
como ocurre en nuestros pueblos y ciudades, en este pueblo cada casica tiene un
número y ninguna casica tiene el mismo número aunque estén en calles distintas.
- ¿Hay alguien en casa?
- ¡Sí! ¿Qué hace usted aquí?
Azufre estaba irritado, no había levantado la mano y no entendía por qué
aquel "intruso" le había molestado. El contador de historias,
acostumbrado como estaba a salirse con la suya utilizando solo su fino pico, no
se amedrantó y le dijo así:
- Azufre, amigo, no se sulfure. He pensado que quizás, siendo como es uno
de los 12 que más tiempo llevan viviendo en este pueblo, tendrá historias
antiguas que contarme. Siempre es agradable escuchar las viejas historias que
atesoran nuestros mayores.
- La verdad es que puedo contarle historias desde mucho antes de nuestra
era. Es agradable que alguien tan joven como usted se pare a escuchar las
batallitas que yo pueda contar.
- Pues cuente, que yo le escucho.
- Mire usted, le voy a contar cosas de María la Judía, una científica que
vivió unos 200 años antes de Cristo. No recuerdo bien las fechas, la memoria
que a veces me falla, usted me entiende ¿no?
- Le entiendo, no se preocupe.
- Como le iba diciendo, María era una gran experimentadora, si hasta
inventó "el baño María" que todavía usamos. ¡Jo! otra vez me he
despistado, continuo. María también inventó el kerotakis, un aparato donde
investigó los vapores que desprendíamos mis amigos de toda la vida y yo, esos
con los que todavía me junto para jugar al dominó: Arsénico y Mercurio.
Azufre continuó contando cosas sobre esta extraordinaria científica y
mujer.
Cuando terminó de hablar con Azufre, continuó bajando por la calle «Anfígenos».
Pero no había andando mucho, de hecho era la casa siguiente, cuando le llamó la
atención el nombre del inquilino de la casica número 34: Selenio.
Aunque Selenio no le había dicho que pasará por allí, el contador de historias
pensó: "seguro que tiene alguna historia, su nombre significa
<<Resplandor de la Luna>> y la Luna en la mitología grecorromana
era el símbolo de la mujer". Ni corto ni perezoso llamó a la puerta
- ¿Está Selenio?
- Yo soy. Creo que se ha equivocado, yo no he levantado la mano.
- No, no me he equivocado, he pensado que como su nombre es símbolo de la
feminidad...
- No sé, no sé. Es cierto que mi nombre significa eso, pero me lo pusieron
para distinguirme de mi vecino de más abajo, Teluro, que como seguro sabe significa
Tierra. Por cierto, si lo que busca es ese tipo de asociación, sepa usted que
Vanadio es la diosa de la feminidad en la mitología escandinava.
- No, la verdad es que no es eso lo que busco. Disculpe las molestias.
- Espere buen hombre, espere. Usted lo que quiere es que le cuente
historias de mujeres que signifiquen algo para mí, y yo le puedo hablar de
muchas de ellas.
- ¡Genial! Cuénteme, cuénteme.
- La verdad es que, como me pusieron de nombre <<Resplandor de la
Luna>>, me he interesado mucho por la Astronomía. Y en la Historia de la Astronomía
hay muchas mujeres. Por resaltar algunas de ellas tenemos a En'Heduana, que
hacía calendarios en la Antigua Mesopotamia; a Aglaonike, que predecía eclipses
en tiempos de los Griegos; a Hipatia de Alejandría, que fue la científica más
grande de la antigüedad, astrónoma y matemática y que fue asesinada por hordas
de descerebrados que odiaban el conocimiento; a Henrietta Swan Leavitt, que
encontró la relación existente entre luminosidad y oscilación de luminosidad en
unas estrellas determinadas, relación que sirvió para calcular cuán lejos
estaban de nuestra galaxia las otras galaxias; a Jocelyn Bell, a la que injustamente
no se le premió con el Nobel, dándoselo a su director de tesis, cuando fue ella
la que encontró los púlsares...
- Pues, sí que conoces, sí que conoces. Háblame un poco más de Hipatia, por
favor.
Selenio continuó contando cosas sobre esta extraordinaria científica y
mujer.
Cuando terminó de hablar con Selenio, continuó bajando por la calle «Anfígenos».
Pasó por delante de la casa de Teluro, recordando lo que le había dicho Selenio
y llegó hasta la última casica de esta calle, la casica del Polonio, la número
84. La casica de polonio ya no estaba en el barrio «No Metal», la calle que
empezó en ese barrio penetraba en un nuevo barrio, uno de los denominados «Metálicos».
Polonio era uno de los que había levantado la mano. En realidad la había
levantado junto con Radio, Curio y Torio. El contador de historias había quedado
con los cuatro en la casica de Polonio, ya que estaba cerca de la Plaza Mayor.
Curio y Torio vivían en el barrio «Metales. Tierras Raras», para más inri
en la calle «Actínidos», la más alejada, sus casicas eran la número 96 y la
número 90 respectivamente.
La casica de Radio estaba, más o menos, a la misma distancia de la plaza
que la de Polonio, pero en la calle «Alcalino Terreos», del barrio «Metales
Alcalinos y Alcalino Terreos», justo en el extremo opuesto del barrio «No
Metales»
- ¿Se puede?
- Adelante -dijeron cuatro voces al unísono-. Siéntese, siéntese, nosotros
le vamos a hablar de Marie Sklodowska-Curie.
- ¿Los cuatro?
- Pues claro, probablemente ha sido la mujer científica más importante de
todos los tiempos, ¡si hasta tiene dos Premios Nobel! Siéntese, siéntese -me
dijo Curio-. Mi nombre me lo pusieron en honor a ella y su marido, aunque ellos
no me descubrieron. A los que sí descubrieron, trayéndolos a nuestro pueblecico
muy periódico, fue a Polonio, al que le pusieron el nombre por la tierra natal
de ella, y a Radio. Por otro lado, Torio le agradece a ambos que descubrieran
algunos de sus superpoderes, Torio y todos nosotros somos radiactivos.
- Contadme más de Marie Skolodowska-Curie, contadme más.
Los cuatro continuaron contando cosas sobre esta extraordinaria científica
y mujer.
Cuando terminó de hablar con los cuatro, se puso a callejear por este nuevo
barrio. Decidió seguir el consejo de "los forofos de Marie
Skolodowska-Curie" y visitar a Aluminio.
Aluminio también había levantado la mano, pero el contador de historias no
sabía por qué le habían recomendado que lo visitara. Aluminio tenía el número
13 en la puerta.
- Buenas. ¿Puedo pasar?. ¿Es usted Aluminio?
- Buenas. Le estaba
esperando.
- Imagino. No tenía
muy claro si iba a pasar o no, pero Polonio, Curio, Torio y Radio me han dicho
que no dudará en venir a verle, me han dicho que también podría acercarme por
casa de Boro.
- Jajaja… Ha hablado
con los fundadores del Club de los Curie. Boro y yo también somos miembros.
Jajaja… En realidad yo le iba a hablar de otras mujeres científicas, pero
viniendo de donde viene… ¡Le hablaré de Irène Joliot-Curie!
- ¿Otra Curie? ¡No
dejáis de sorprenderme!
- Irène era hija de
Marie. También tiene un Premio Nobel, en su caso por sintetizar los primeros
átomos radiactivos artificiales. ¿Adivina cómo lo logró? Ni más, ni menos, que
lanzando contra mí, y contra mi amigo Boro, partículas alfa, es decir, ¡Helio
sin electrones! uno de esos elementos del selecto barrio «Gases Nobles»,
jajaja...
- Iréne Joliot-Curie,
Iréne Joliot-Curie… cuénteme más sobre ella, cuénteme más.
Aluminio continuó contando cosas sobre esta extraordinaria científica y
mujer.
Cuando terminó de
hablar con Aluminio, siguió paseando. Decidió que se iba a ir a dar una vuelta
por el barrio «Metales de transición».
Al pasar por delante
de la puerta de Mercurio, la número 80, se acordó de María la Judía. Como
Mercurio había levantado la mano decidió entrar a ver si era de María la Judía
de la que quería hablar.
- Hola.
- Hola.
- ¿Mercurio?
- Así es.
- Quería preguntarle si era de María la Judía de quien quería hablarme.
- María la Judía... ahora que lo dice algo recuerdo. La verdad es que tengo
problemas de memoria. Yo en realidad quería hablarle de Marie Meurdrac. Pese a
mis pérdidas de memoria, a ella la recuerdo porque tengo su libro en casa y lo
leo de vez en cuando. Cuando preguntó usted por mujeres importantes para nosotros,
yo pensé inmediatamente en la primera mujer que escribió un libro de química
específicamente diseñado para mujeres "Química caritativa y fácil para
mujeres". Era un encanto de mujer y tanto Antimonio como yo le estamos muy
agradecidos porque nos dedicó un capítulo a nosotros.
- Pues cuénteme más de ese encanto de mujer. Cuénteme.
Mercurio continuó contando cosas sobre esta extraordinaria científica y
mujer.
Al salir de la casica
de Mercurio vio la casica de Oro y fue hacia ella.
La casica de Oro era
el número 79, pero había puesto un gran 1 en el felpudo de la entrada. La
puerta estaba cerrada, tocó el interfono y una cámara lo enfocó. Se abrió la
puerta y pasó por un detector de metales. Todo muy raro, la verdad. Por cierto,
la decoración era muy hortera: medallas, trofeos, monedas, lingotes...
- ¿Se puede?
- Claro que se puede, no ha visto que le he abierto la puerta blindada.
- Buenas, Oro ¿podría decirme qué mujeres han influido en su vida?
- Más bien soy yo el que ha influido en la de ellas. En la de ellas y en la
de todos los seres humanos. Soy el más deseado, ha habido guerras por el deseo
que sienten hacia mí. ¡Soy el Number One!
- Pues mire, le veo un poco tonto, creo que me voy a ir.
- Usted mismo. Yo creía que le interesaría oír hablar de probablemente la
científica española más importante de la actualidad.
- Le escucho, pero déjese de pedanterías por favor.
- No lo puedo evitar, soy un metal noble, sabe usted. Ustedes los humanos
siempre me han hecho sentir superior. ¡Es obvio que me lo tengo que creer! Le
cuento. La científica de la que estoy dispuesto a hablarle es Margarita Salas,
a la que engalané cuando le concedieron la Medalla de Oro al Mérito en el
Trabajo en el 2005. Margarita es bioquímica y trabajó con Severo Ochoa en Estados Unidos. Pertenece a la Real Academia de la Lengua Española, a la Academia de las Ciencias de Estados Unidos... Tiene múltiples premios pero seguro que él que más aprecia es la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo.
- Muy creído te lo tienes tú, muy creído. Pero siga contando, siga contando.
- Muy creído te lo tienes tú, muy creído. Pero siga contando, siga contando.
Oro continuó contando cosas sobre esta extraordinaria científica y
mujer.
Al salir de la casica
de Oro estaba realmente cansado. Era un pedante y cansaba mucho oírle, aunque le
gustó lo que le contó de Margarita Salas. Decidió ir a hablar con Meitnerio.
La casica de
Meitnerio era la número 109 de este pueblecico tan particular. Estaba cerca de
Oro y el contador de historias se "olía" que era una historia
importante la que le esperaba.
- Se puede.
- Adelante. ¿Sabe por
qué levanté la mano?
- No, no lo sé.
- Porque soy el
único, de los descubiertos por una mujer, que tiene por nombre el nombre de su
descubridora. Como sabrá, Curio no fue descubierto por Marie Skolodowska-Curie,
se lo pusieron en su honor, pero no lo descubrió ella. A mí mi descubridora,
Lisa Meitner, sí pudo ponerme su nombre.
- ¿Lisa Meitner?
Hábleme sobre ella
- Resulta que Meitner
me descubrió, pero no se le concedió el Nobel. Muchísimos científicos de su
época, y también muchísimos historiadores de la Ciencia, consideran que es un
evidente ejemplo de injusticia cometida sobre una mujer científica por los
Premios Nobel. No es el único ejemplo, seguro que ya habrá escuchado otros.
- Después de todas
las historias que se me están contando, no deja de sorprenderme que, pese al
machismo de la sociedad, haya tantas mujeres científicas importantes. Me
pregunto qué ocurriría, en todos los sentidos, si existiese más igualdad entre
los dos sexos. Cuénteme más sobre Lisa Meitner, por favor.
Meitnerio continuó contando cosas sobre esta extraordinaria científica
y mujer.
Cuando Meitnerio
terminó, el contador de historias continuó andando hacia la casica de Renio.
Como la puerta de
Renio estaba abierta, la número 75, nuestro contador de historias se asomó.
- ¿Hay alguien en
casa?
- Pase, pase, la
casica es mía. Mi nombre es Renio y me lo puso Iva Eva Tacke. Ella, junto con
su marido, me descubrieron hace unos 100 años. Era una chica impresionante.
¿Sabe usted que también fue la primera que "imagino" que los átomos
podían sufrir fisión nuclear? Una chica impresionante, una chica
impresionante...
- Pues no lo sabía.
La verdad es que estoy escuchando muchas historias impresionantes.
- Mire usted, ella
también descubrió el Tecnecio, y le puso de nombre Masurio, pero como no llegó
a confirmarse su hallazgo al final no se le atribuyo el mérito.
Renio continuó contando cosas sobre esta extraordinaria científica y
mujer.
Cuando terminó de
hablar con Renio decidió visitar solo una casica más, la de Francio.
Llegó a la última
casica de la calle «Alcalinos» del barrio «Metales alcalinos y alcalinoterreos»,
la número 87. Francio estaba esperándolo y lo recibió con un
"bonjour"
- Hola, Francio. Cuénteme
su historia.
- ¡Oh, monsieur! A mí
me descubrió Marguerite Perey, una física francesa que fue la primera en formar
parte de la Academia de Ciencias Francesa. Sin duda la primera debería haber
sido Marie Sklodowska-Curie, pero cuando debería haber entrado la gente era muy
puritana y ella no se ajustaba a los patrones del machismo de aquella época.
- Sí, ya me lo contaron
en la casa de Polonio. Cuénteme algo de Marguerite Perey, que de ella nadie me
ha hablado.
Francio continuó contando cosas sobre esta extraordinaria científica y mujer.
Cuando terminó de
hablar con Francio decidió que ya no podía más.
El contador de
historias otro día volvería y seguiría aprendiendo más.
Cuando abandonaba
este pueblecico muy periódico pensó:
“Seguro que el primer
contador de historias vuelve, seguro que yo volveré, seguro que otros nuevos
contadores de historias volverán a este pueblecico muy periódico, ¡es una mina
de historias que todavía está por explotar!”.
Y también pensó:
“Seguro que hay
muchas más historias de mujeres pero, de momento, hoy me tendré que conformar”.
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Las posibilidades didácticas que le veo son varias:
· Por un lado existe una versión de solo lectura para los que solo les interese que sus alumnos lean (esa es la versión que has podido leer en este post). Descargar aquí
· Existe otra versión mucho más interesante. Es la diseñada para que se pueda completar el cuento entre todos los alumnos de una clase. Descargar aquí
Cada alumno (o grupo de alumnos) se encargaría de completar una parte.
Se les puede pasar una pequeña prueba después para ver si han aprendido algo (yo recomiendo un tipo test diseñado por los mismos alumnos -cada alumno prepara preguntas tipo test de la parte que le ha correspondido, 5 preguntas por ejemplo-).
· Por último existe una versión para yincanas. Es la que primero se me ocurrió y espero que guste porque quiero que se haga en el colegio de mis hijos. Descargar aquí (está versión es ligeramente distinta a las anteriores, ya que no existe visita número uno, cada uno de los grupos que participan en la yincana comienza en un puesto distinto, cada vez que acaban en un puesto avanzan al siguiente de un circuito cerrado preestablecido)
La idea de la yincana es la que me parece más atractiva: se establecen distintos puestos donde se leerán partes del cuento (completado con las contribuciones de los alumnos) y a otros alumnos se les pregunta en cada puesto una batería de preguntas preparadas también por los alumnos responsables de esos puestos.
Pensemos, por ejemplo, que realizamos la yincana en un colegio:
Los alumnos de 6º pueden trabajar, tras la búsqueda de información de la científica, la redacción del cuento y la redacción de preguntas tipo verdadero/falso (preguntas que versarán sobre la parte que les ha tocado)
Por otro lado, también los de 6º montarán/desarrollarán la yincana con los de 2º, 3º y/o 4º.
El maestro de 6º podrá evaluar: la búsqueda de información, la redacción de texto y preguntas, el trato que dispensan a los alumnos de cursos inferiores y la gestión de su puesto.
El maestro de cursos inferiores podrá evaluar: el interés, el comportamiento, la atención...
Incluso, si nos ponemos espléndidos, podemos pedir a los alumnos que decoren los puestos.
En resumidas cuentas, si algo de lo que he colgado os es útil, usadlo.
Y no me quiero despedir sin darle las gracias nuevamente a Melli Toral, una gran profesora que comparte ideas y nos hace soñar a todos.
Estupendo cuento! Me aprovecho de esa yincana con tu permiso
ResponderEliminarMuchas gracias JC García-Bayonas
Genial!
EliminarCuando la desarrolles, me comentas. Y si haces post o encuentras errores ¡AVISA!
Gracias y saludos.
Como me ha gustado mucho he decido hacer una evaluación del texto
ResponderEliminarMe ha costado casi más publicarlo que hacerlo pero ahí está:
http://11febrero.esy.es/
Muchísimas gracias.
EliminarLo acabo de utilizar con mis alumnos en una actividad que estamos realizando usando el cuento.
Ya me encantó el cuento de Melli cuando lo leí en el blog de Laura, y ahora me encanta la idea de utilizarlo para visibilizar mujeres en la ciencia.
ResponderEliminarTabla periódica, científicas y juego!!! Se puede pedir más??
En mi insti, en la clase de cult. Cientif. de bach, hemos hecho una "expo-interactiva", "ABCDari de DONES en CTEM" "Destapa-les. Descobrix-les", una cintífica por cada letra del abcdario, una cartulina doblada para cada científica, en la portada de la cartulina, el nombre, una imagen y la disciplina, y al abrir, "destapar" la caftulina, breve texto informativo e imágenes relacionadas con el trabajo de dicha científica y, para que sea interactiva, hemos prparado sopas de letras y crucigramas, para utilizar cada profesor/a con su clase, los crucigramas stán ocultan los nombres de 10 científicas que el alumnado tendrá que descubrir siguiendo las pistas propuestas y que podrán localizar en la exposición. Os lo cuento por si os gusta la idea
EliminarLo hemos preparado contrarreloj pero ha quedado bastante chulo. He colgado algunas fotos en twitter @isabelperis23
Lamento haber tardado en contestar (liado, siempre liado).
EliminarGracias por tus comentarios.
Me ha parecido genial vuestra actividad, creo que es muy didáctica=entretenida+motivadora+formadora... Y me gusta aun más que se puede preparar a contrarreloj ;-)
Saludos Isabel
Me ha encantado.!!
ResponderEliminarGenial!!!
EliminarMe alegro. Saludos Cristina
Simplemente ... brillante
ResponderEliminarReconozco que me gusta tu comentario, simple y alagador. ¡Y encima el comentario es anónimo! Se puede pedir más.
EliminarGracias, de verdad.