Sé que muchas veces no es el momento de compartir
lo que uno está haciendo. Se me ocurren millones de razones para no hacerlo: puesto
de trabajo inestable, miedo a que se te malinterprete, no estar todavía seguro
de los resultados… Por eso no os pediría que compartáis vuestras experiencias
docentes, pero si que os pido que penséis que quizás podría ser bueno compartir
lo que hacéis.
Yo hace algún tiempo me animé, y la verdad es
que está siendo muy, pero que muy satisfactorio. Este blog es consecuencia de
aquella decisión.
Pero no acaba aquí la cosa, he tenido la
satisfacción personal de compartir parte de mi trabajo con un grupo de
profesores que están continuamente buscando mejoras en su trabajo.
Buscar, aprender y
compartir, ¡ese es el camino! Siendo todos conscientes de que nunca podremos
encontrarlo, aprenderlo o compartirlo todo.
El pasado miércoles estuve en el IES
Floridablanca (Murcia) y, durante dos horas, estuve “soltándoles cosillas” que
les podrían interesar para sus alumnos de altas capacidades (para todos en realidad,
porque el diseño de su Plan de Actuación
con los Alumnos de Altas Capacidades así lo permite). Mi ponencia estaba integrada
en un Proyecto de Formación Autónoma. Para mi fue un honor que contaran
conmigo. Además me ha servido para ordenar un poco mis ideas y mi trayectoria.
A lo que iba. En esas dos horas discutimos
muchas cosas, pienso que todos nos enriquecimos, pero desde luego puedo
garantizar que yo ¡sí!
Y… ¿de qué les hablé? o siendo más correctos,
¿de qué hablamos? Pues empecé por la
Neurociencia.
Una cosa que sabemos todos los profesores es
que son tan diferentes las cabezas de nuestros alumnos que nunca llegaremos a
comprenderlas del todo. Pero yo procuré transmitirles lo alucinante que es para
mí intentar entender las distintas formas que tienen mis alumnos de asimilar la
información, de procesarla y de responder a ella.
Desde mi punto de vista, los profesores deben
de “formarse” en el conocimiento neurocientífico, e integrar en sus
metodologías (pero no de la noche a la mañana, como muchas veces nos impone la
Administración) las “ideas” que van adquiriendo. ¿Para qué? Para respetar las
distintas formas de comprender, de aprender, de comportarse…, es decir, para respetar
la diversidad.
Queda “muy bonito” pensar y decir que lo
hacemos, que respetamos la diversidad y que les ofrecemos respuestas
individualizadas. Pero yo les confesé que, aunque siempre les he intentado hacer
esa individualización, hasta hace unos cuatro años no llegué a creerme que sus
“cabezas” fueran tan distintas. ¿Qué pasó? Muy simple, nació mi segundo hijo y
me encontré con una forma de procesar la información totalmente distinta a la
de mi primera hija. Por otro lado, hasta que no leí por primera vez sobre
Neurociencia (Neurociencia para Julia
de @xurxomar, libro que me encantó) no me di realmente cuenta de las
implicaciones de esas diferencias.
Les hablé por encima de los sesgos cognitivos (en la parte de Investigaciones Científicas Escolares los desarrollé más en profundidad) y rematé este bloque hablando de la emoción,
una variable que debemos tener muy presente en nuestras labor docente. Lo hice con
un texto que modifiqué de un libro (libro que por cierto, no me gustó mucho):
“Para que aparezca
la curiosidad, se nos preste atención, se acumulen las vivencias y las
enseñanzas en la memoria… es necesario que los alumnos se emocionen con
nosotros, con nuestros contenidos y nuestras metodologías”
Texto adaptado de Neuroeducación (Francisco Mora)
Después continúe por como veo y vivo la web 2.0, es decir, como interactúo con otras
personas por Internet.
En la actualidad no entendería mi trabajo
como docente sin tener detrás el respaldo de los blogs de divulgación
científica y de “los chicos del twitter” (así los llamó Mariló Montero, esa
musa de las pseudoterapias y de la incultura científica en general).
Les expliqué cómo me muevo por twitter (@2qblog), que le dediqué
algún tiempo a investigar como funciona, que intento cuidar la imagen que doy, que
soy consciente de mis decisiones (pocos/muchos tweet, pocos/muchos “siguiendo”,
contestar/ignorar menciones, RT o no RT…), es decir, que no digo o hago lo
primero que me pasa por la cabeza (algunas veces sí, pero esas son las menos)
Les dije que la web 2.0 me ha ofrecido
ventajas tanto curriculares y como en el trabajo directo con el alumnado. Les
expliqué lo fácil que me resulta seleccionar noticias científicas y colgárselas
a mis alumnos en un blog para que ellos comenten. También les hablé de Naukas, de CienciaSfera, de cómo “los
chicos del twitter” solucionaban dudas a mis alumnos…
Pero sobre todo me ha aportado ventajas como
profesor a nivel personal y profesional.
Desde el punto de vista personal conoces a
gente impresionante con la que te enriqueces mucho. Gracias a la web 2.0 estoy
en la Asociación de
Divulgación Científica de la Región de Murcia, participé como voluntario
en Desgranando
Ciencia, participo y soy uno de los impulsores de #TertuliasCiencia
(proyecto que les encantó y que definieron como “club de lectura”)…
Y desde el punto de vista profesional, más
todavía. Leo, escribo y discuto en un ambiente “no formal” sobre actividades,
ideas, metodologías… que se aplican en las aulas, y de esa interrelación mejora
mi capacidad docente.
Seguidamente hablé de las investigaciones escolares para generar el pensamiento crítico.
Dichas actividades son consecuencia de un
proceso de reflexión debido a que mis alumnos no interiorizaban el Método
Científico. Mis dudas sobre la eficacia de los contenidos y las metodologías
aplicadas a este tema me hicieron buscar soluciones. Inicialmente las busqué en
la Filosofía de la Ciencia, de ahí me fui a la Neurociencia y acabé en el
Pensamiento Crítico.
Pensé que mis alumnos debían de dudar de su
intuición, porque tenían que asumir la existencia de los sesgos cognitivos. No siempre deberían de dudar, porque la gran mayoría de las
ocasiones acierta. Pero cuando algo no cuadrara en su interior deberían de hacerlo.
La consecuencia de dichas reflexiones han
sido unas investigaciones escolares que cumplen una serie de requisitos:
-
A los alumnos les tiene que apetecer realizarlas (estar motivados)
-
Los resultados que alcancen deben de contradecir la intuición; los
alumnos se sorprenderán y estarán más abiertos a cuestionarse las cosas.
-
La metodología les tiene que enganchar.
-
Los resultados hay que difundirlos (así se sentirán orgullosos de
saber cosas que otros no saben y tendrán ganas de cuestionarse realidades “establecidas”
para encontrar realidades “reales”)
-
Las investigaciones se basarán en la aplicación del método científico,
es decir, irán sobre cosas susceptibles de ser medidas “objetivamente”.
De los resultados de este tipo de actividades
estoy bastante satisfecho, porque muchos de mis alumnos han empezado a dudar de
cosas que antes no se cuestionaban. Todos los días suele aparecer alguno
preguntándome, por los pasillos o por email, sobre algo que ha oído/leído/visto
que no le cuadra.
Obviamente les mostré las dos investigaciones
que he llevado a cabo hasta el momento, ¿Influye la Luna llena en el número de nacimientos? y Las matemáticas no tienen por qué ser intuitivas. Y también
les presenté la última idea que me está rondando por la cabeza: Poder Mental, el juego.
Y para finalizar les hablé de otras actividades que utilizo y también
de cómo evalúo a mis alumnos. Muchas
de esas actividades se pueden encontrar en el Aula virtual: IES Rambla de Nogalte. Pero habían
pasado las dos horas y todos teníamos otras cosas que hacer, así que sólo les
nombré algunas “cosillas” sobre esos dos puntos y me despedí agradeciéndoles
que hubieran contado conmigo.
Reflexión final.
A mí me está resultando bastante
satisfactorio compartir mis experiencias como docente, además creo que me
ayudan a ser mejor profesor. ¿Os habéis
planteada compartir vuestras experiencias docentes?
Gran reflexión, y es que hace poco que me he dado cuenta de un detalle importante. No mejoras tu docencia cuando implementas nuevas técnicas de enseñanza, tipos de clase, interacciones con los alumnos, o prácticas experimentales chulas. La mejoras cuando REFLEXIONAS sobre ellas de manera crítica. Ha ayudado esto que acabo de hacer a que los alumnos alcancen los objetivos del curso? Ha ayudado esto a que los alumnos adquieran un nivél taxonómico más elevado de conocimiento, un aprendizaje menos superficial, más profundo? Si no es así, cómo puedo hacer para conseguirlo? Y si es así, lo puedo hacer aún mejor?
ResponderEliminarMuy probablemente, escribir sobre estas experiencias ayuda mucho a interiorizarlas, a mirarlas con ojo crítico, a buscar agujeros, a que te las critiquen o te propongan mejoras en los comentarios. Escribir sobre ellas es parte de tu proceso de mejora como profesor.
No suelo comentar mucho pero con el tema de la enseñanza estoy cada vez más motivado. Un saludo!
/Carlos @carlcasan
Nada que añadir a tus palabras. Ojala que nos vayamos dando cuenta todos.
EliminarParece que las Administraciones Educativas tienen claro que ese es el camino y que por ello los cursos de formación diseñados por los Centros de Formación del Profesorado están, cada vez más, diseñados para esa interacción. Van poco a poco, parece que están siguiendo esa línea, les faltan cosas... pero demosles tiempo a cambiar su cabeza (todos necesitamos tiempo y "probaturas").
Un saludo y muchísimas gracias por comentar.
Envidio tus experiencias y esos centros con iniciativas tan tremebudamente buenas. No dejes de compartir nunca. Un saludo.
EliminarNo tengo intención de dejar de compartir.
EliminarUn saludo y gracias por tu comentario