viernes, 22 de abril de 2016

¿Es necesario ser extremadamente riguroso siempre que divulguemos/enseñemos?

<<A un nivel más profundo y biológico, todos nuestros recuerdos son falibles. El acto de recordar un suceso de nuestro pasado no es como rebobinar una cinta en el reproductor de vídeo (…)

(…) cuando nuestro cerebro almacena un nuevo recuerdo, lo que en realidad está codificando es una variedad muy escasa de detalles personales y coyunturas significativas. (…), para el acto de recordar utiliza esa variedad muy escasa a modo de andamio (…) y, el resto del recuerdo es un montón de accesorios (…) que la mente suministra de forma improvisada en un proceso inconsciente que se conoce como “confabulación”.

Además, (…) el acto de recordar, (…) puede convertir la confabulación en una característica permanente de la memoria, y entonces ya no se distingue del original.

Nuestro recuerdo ni siquiera es un esbozo parcial del pasado, es un esbozo de un esbozo de un esbozo… Y con cada nueva representación tal vez se introducirán más errores>>

Los engaños de la mente. Capítulo 7. S.L. Macknik y S. Martínez-Conde

Los párrafos anteriores son una adaptación extraída del capítulo que resumiré mañana en #TertuliasCiencia, pero… NO HE PODIDO RESISTIRME A PUBLICAR ESTE SEGUNDO POST.

¿Segundo post? Sí. Porque mi último post también lo introducía con un párrafo de dicho capítulo. El anterior post defendía la idea de que no usáramos frases que pudieran ser malinterpretadas. Este va de otra cosa.

Veamos. Quizás alguien al leer el post anterior interpretó que yo defendía la corrección extrema en la divulgación y en la educación. Existen expertos que son muy exigentes con lo que leen y, cualquier mínimo error, es motivo de críticas feroces. Critican posts, programas de televisión… e incluso llegan a plantearse como es posible que alguien cometa dichos errores. Algunas veces da la impresión que pretenden que se echen a un lado todos los que no sean, como mínimo, tan expertos como ellos. Si alguien interpretó eso de mi post anterior, queda demostrado que no me explico bien.

Precisamente este post viene a cuestionar el exceso de celo que muchos tienen con respecto a la exactitud de las palabras que use un educador o un divulgador.

Es innegable que no se puede enseñar nada si no se sabe de lo que se habla, yo soy el primero que deseo que los chapuceros desaparezcan, pero… ¡de ser razonablemente decente a ser un experto hay mucho trecho!
Yo me pregunto: el contenido que transmitimos en una charla, él que vemos en los documentales para el gran público, él que leemos de pasada en un post de divulgación general, él que usamos dando clase a unos alumnos que están obligatoriamente en ella… ¿es tan importante?
No es que valga cualquier cosa, tampoco es eso, pero lo importante será que los detalles que se queden grabados sean correctos, que la esencia del mensaje sea la correcta, QUE CUANDO EL RECEPTOR DEL MENSAJE LO RECUERDE, LO HAGA DE LA MANERA MÁS “DECENTE” POSIBLE.

Repito, no vale cualquier cosa pero sería razonable que divulgadores, maestros y profesores de ESO (estas reflexiones creo que no son adecuadas para los profesores de Universidad) tuviéramos muy en cuenta el párrafo anterior.
Los autores de “los engaños de la mente” nos dicen que lo que se retiene es muy poco, que el receptor del mensaje lo decorará a su antojo cuando lo recuerde y que al recordarlo lo vuelve a memorizar con nuevas aportaciones quizás no verdaderas.
Yo me pregunto: ¿tiene sentido rasgarnos las vestiduras por errores que no afectarán al mensaje final?

Hay muchos “peros” a lo que acabo de escribir. Por ejemplo, lo anterior no sería válido para apuntes que les suministramos, para libros de texto, para documentales de uso docente, para profesores universitarios… ¡para todo lo que es una documentación creada como fuente para ser consultada con posterioridad!. Pero, en los otros casos, creo que NO deberíamos de ser INTOLERANTES con los errores (informar de ellos, ¡vaaaale! pero no hacer una montaña de un grano de arena). Además, también me pregunto, ¿cuánta gente no divulgará en las redes sociales por “miedo” a esas críticas feroces al detalle?

No me extiendo más. Pero repito: no vale cualquier cosa pero, como en el fondo lo que expliquemos quedará grabado de forma tan endeble y falsa, nuestro máximo interés, él que nos debe de hacer cuestionarnos si lo que hemos transmitido ha estado bien, debería de ser analizar si lo poquísimo que se graba ha sido lo mas “decente” posible.


Por cierto, si os apetece y podéis, comentad este post; es bastante probable que, como no soy un experto, pueda haber llegado a conclusiones bastante absurdas (por eso lo publico, para que si estoy equivocado lo cuestionéis). Y, por supuesto recordar que estáis invitados a participar en #TertuliasCiencia.

2 comentarios:

  1. Hola, soy Diego Buendía, el tuitero que edita El Quijote en 17000 tuits.
    En mi opinión, aunque para divulgar es necesario tener un conocimiento e incluso una familiaridad con lo que se divulga, el verdadero elemento diferencial es la capacidad de transmitir pasión por esa materia, y eso no se finge, debe llevarse dentro para que pueda aflorar.
    Yo estuve un par de años dando clases de SQL, un lenguaje de programación especialmente árido para los neófitos, y lo que más me complacía era que al final el alumno tuviera ese brillo en los ojos del que ha descubierto una belleza que no podía imaginar que existiera en esa materia.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Opino prácticamente igual. Que suerte que les vieras ese brillo en los ojos.

      Tu trabajo en El Quijote en 17000 tuits me parece francamente bueno, lo que más me gustó fue que compartas impresiones y herramientas, conociéndolas puedes imaginar/crear otras ideas.

      Saludos, y perdona que tardará tanto en contestar. La verdad es que últimamente no saco tiempo para nada (lo he visto de casualidad y eso que tengo un aviso en el correo electrónico).

      Eliminar

Este blog pertenece a un profesor de Ciencias que ha decidido divulgar, pero eso no quiere decir que no me pueda equivocar y que no tenga defectos.

No me paro mucho (algo sí) a revisar los post porque me cansaría pronto del blog. Por ello puede haber algún "error gordo". No te cortes, si lo encuentras me lo dices, gracias a vuestros consejos podré mejorar.

Por cierto, divulgo por dos razones: para explicar cosas que creo que son importantes y para aprender a explicarlas mejor. Ah! y porque me divierte.

Un saludo. Te invito a comentar