Hace
tiempo que tenía pensado escribir cómo explico muchas cosas asociadas al concepto "personas
mayores" (pero mayores, mayores... viejos los llaman algunos) a los adolescentes de mis clases; por determinadas razones
personales ha llegado el momento. Desde hace años lo introduzco cuando explico
la función de relación (en concreto cuando hablo de los órganos de los sentidos).
¿Por
qué es tan importante hablar sobre las personas mayores en una clase de Ciencias?
Eso es otro tema, en este post no lo voy a explicar; espero que vosotros mismos
lo entendáis después de leerlo. Además, desde mi punto de vista, programas como
#L6Noctogesabios,
debates como él que se montó en twitter sobre alimentación en personas mayores,
tweets recordando que nuestros mayores jamás hubieran dejado de vacunarnos (leed
hilo y respuestas, por @DaniEPAP), divulgadores hablando del alzhéimer (leed
hilo y respuestas, por @Ununcuadio)... justifican sobradamente este post.
Empecemos.
Tengo la impresión de
que los adolescentes no entienden a las personas mayores. Para ser sincero, yo tampoco las
entendía a su edad. Sin embargo, cada vez soy más viejo... ¡cada vez las
entiendo más!
También tengo la
impresión de que no los valoran lo suficiente, yo tampoco lo hacía a su edad. Por suerte, creo que
hace tiempo empecé a valorarlos, aunque seguro que empecé demasiado tarde
porque ¡un solo día de retraso, ya es demasiado tarde!
Seamos
claros. La muerte le llega a todo el mundo, y esto es una realidad muy dura a
la que nos enfrentamos cuando nuestros seres queridos mueren. La muerte, si
llega sin avisar, nos enfrenta a una desolación total. En cambio, si llega tras
un lento declive, puede o no ser traumática. Opino que, una de las variables
que marcarán cómo nos enfrentamos a ese momento, será sí has o no saldado unas
hipotéticas "cuentas" que nos autoimponemos y que ni mucho menos son
iguales para unos u otros (en cosas como esta, solo los más "nazis"
se atreven a decir lo que la gente debe sentir).
Lo
que es indudable, es que es una gran suerte NO sentir que tienes grandes deudas
pendientes cuando a tus mayores les llega el momento de partir. Como profesor
deseo que mis alumnos no tengan deudas pendientes si, por desgracia, tienen que
vivir ese momento (algo que suele suceder con más frecuencia de la que os podéis
imaginar, pensad que tenemos de media unos 250 alumnos al año). Por estas
razones, les explico "cosas" que pueden acelerar el reconocimiento
que, sin duda, merecen sus mayores: ¡intento que los miren con los mejores ojos
posibles!
Esta
intención siempre la he tenido presente, pero desde hace unos años, a
consecuencia de una "fea" pregunta que me hicieron en clase, la tengo
"insertada" en el currículo (aunque eso no quita para que la trate cada
vez que surja la oportunidad). Cuando el alumno preguntó, no lo hizo con afán
de humillar, no había maldad en su pregunta; posiblemente no se había atrevido
a verbalizarla nunca, probablemente le reconcomía por dentro. A veces los
alumnos son unos bestias hablando, tened en cuenta que no todas las familias
tienen las mismas formas y costumbres; creedme si os digo que alguno de vosotros
os echaríais las manos a la cabeza si oyerais cosas de las que dicen... ¡yo no
lo hago! Considero que es una gran suerte que los alumnos me hagan preguntas, aunque
sean incorrectas, así tengo la oportunidad de contestarles y de intentar
reconducirlas a un lenguaje más adecuado.
Me
despisto. Continúo. Estaba yo dando clase, estaba yo explicando cosillas sobre
la higiene, cuando un alumno me preguntó: ¿por
qué los viejos echan esa peste? Para mi sorpresa, aunque la mayoría de los
alumnos le dijeron ¡pero qué salvaje
eres! muchos tenían la misma duda y querían conocer la respuesta. Se abrió
un pequeño debate entre ellos y se añadieron dos o tres preguntas, todas ellas
variantes de la misma cuestión.
Los
dejé divagar un poco y después comencé a explicar. Lo primero que hice fue
decirle que esa no era forma de preguntar, que debía cuidar el lenguaje si no
quería tener más de un problema. Después, como ya había explicado los órganos
de los sentidos, les recordé cosas que les había explicado y empecé a ampliar
la información. Lo primero es conocer los hechos y luego contestarles las
preguntas.
El
caso es que yo ya me había hecho esa misma pregunta. Había observado que no era
solo una cuestión de “malos hábitos”, porque había visto como algunas personas
que no habían tenido ese problema en otra etapa de su vida, con la edad, sí que
lo tenían. Dándole vueltas había llegado a la conclusión de que lo realmente
problemático era que perdían sensibilidad en sus órganos sensitivos. Obviamente, una persona que no ve bien, que
su piel es menos sensible al tacto y que no percibe los olores tan bien como
antes, tiene muchas papeletas para no asearse adecuadamente, ¡no porque no
quiere, sino porque no puede!
Creo
que lo comprendieron porque, verles la cara cuando comprenden que han juzgado erróneamente
una situación, es algo sorprendente (sobre todo si sus anteriores pensamientos
les habían impedido disfrutar plenamente de la compañía de, por ejemplo, sus
abuelos). Añadí que seguramente olerían distinto a nosotros, porque su piel
tendría una química diferente, pero que yo en el fondo creía que la razón
fundamental era la higiene defectuosa por la pérdida de facultades.
Este
post quedaría cojo sin comprobar, por encima, si mis hipótesis son más o menos
correctas. Por ello he hecho una consulta rápida por internet y he hablado con
algunos profesores amigos por las redes sociales.
En
primer lugar he buscado como degeneran los órganos de los sentidos con la edad,
encontré la web MedlinePlus, dependiente de la Biblioteca Nacional de Medicina de
los EE.UU. En dicha web estaba el artículo “Cambios en los sentidos con la
edad” (https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/004013.htm)
donde pude leer que con la edad, el ojo pierde capacidad para enfocar, le puede
salir cataratas, degenera la macula, en algunas ocasiones se desprende la retina...
el olfato pierde terminaciones nerviosas y también cantidad de moco (también
leí algo que no sabía, que los mocos nos ayuda a oler porque retiene los olores
en la nariz)... y el tacto se ve disminuido porque las terminaciones nerviosas
“se riegan” con mayor dificultad debido a que disminuye el flujo sanguíneo...
En
segundo lugar he buscado como cambia el olor corporal con la edad. He
encontrado un artículo en ABC.es (http://www.abc.es/20120531/ciencia/abci-mayores-olor-corporal-201205302147.html)
que hablaba de un estudio publicado en PloS ONE, dicho estudio llegaba a la
conclusión de que las personas mayores huelen menos y de manera menos
desagradable que otros grupos de personas. En él se habla mucho de la química
de la piel, pero lo interesante desde el punto de vista de este post es que “ese olor de los viejos”, que tiene hasta
nombre en Japón (“kareishu”), no es sentido como desagradable.
Y
en tercer lugar pregunté a unos compañeros (@estapillao, @margaritatm,
@juanamariabio y @Mellitoral) que opinaban sobre el asunto. Agradezco las
respuestas que me dieron.
Resumiendo.
Desde aquel año:
1)
Cuando explico los órganos de los sentidos introduzco su degeneración con la
edad.
2)
Fuerzo, si los alumnos están receptivos, que salga el tema del olor corporal de
los mayores; les remito a aquella pregunta que me hicieron.
3)
Intento generar comprensión hacia ellos y les indico que en muchas ocasiones ni
siquiera ellos son conscientes de su higiene defectuosa.
4)
Les explico cómo, sutilmente, podrían explicarles que deben de extremar la
higiene (corporal, alimentaria y en el hogar). Les indico que deberían de
"inducirles" a que sean conscientes de que podrían haber perdido
facultades para realizarlas efectivamente.
En
una palabra, intento generar EMPATIA hacia ellos.
Nota:
el olor sale en otras muchas ocasiones en las clases de Ciencia: los distintos
olores de las personas según sus tipos de piel, los olores "desbordados"
de los adolescentes... Normalmente, para cada una de esas ocasiones, tengo
"automatizadas" una serie de explicaciones que intentan generar
empatía en vez de enfrentamientos. Obviamente, a veces el olor es debido a una
falta de higiene consciente y evitable, en esas ocasiones lo que busco es un
mensaje efectivo, sin humillaciones pero sin "tolerancia".
Ya
me he despistado otra vez. Volvemos a lo nuestro. Volvemos con nuestros
queridos mayores.
Cuando
les explico todo esto, siempre añado
algo más. Les cuento que sus mayores sin duda desaparecerán antes de lo que
piensan y que, aunque ahora no les interesaran las "batallitas" que
les cuentan, algún día desearán escucharlas y ellos ya no estarán aquí para
contarlas. Les indico que quizás sería
buen momento para empezar a atenderles un poco más.
Terminando:
¡Esta entrada es un homenaje a mis padres!
Ellos
no vivieron lo suficiente para ser considerados realmente mayores, no llegaron
a ser octogenarios. Sus órganos sensitivos no perdieron eficacia hasta los
niveles que he explicado, pero sí tuvieron otros problemas asociados a muchísimos
años de una dieta poco acertada (mucha azúcar, mucha sal...). Por ello es obvio
que la alimentación de nuestros mayores también me interesa y, por si alguien
quiere conocer mi punto de vista, aquí lo tiene resumido en tres tweets:
Mis
padres han muerto y por desgracia mi ritmo de vida me impidió escuchar muchas
de sus "batallitas" y, aunque desde hace años, cuando podía, las
escuchaba con atención, no tuve la precaución de escribirlas. Ahora creo que se
han perdido en mi memoria, ¡creo que mis hijos las han perdido para siempre!
Por
suerte disfruté de ellos. Disfruté cuando vivían. Seguro que podría haber
disfrutado mucho más, pero la vida es como es y no le doy vueltas a esos asuntos.
Y
quiero añadir algo más. Unos momentos tristes y bonitos a la vez fueron los
velatorios. En ellos escuché frases de conocidos y desconocidos que me
reconfortaron y que me hicieron pensar: ¡ojalá algún día alguien les diga algo
parecido a mis hijos! De mi padre dijeron que fue una persona decente que luchó
por sacar a su gente adelante y de mi madre que era una gran amiga, que nunca
se quejó de nada y que siempre tenía una sonrisa para todo el mundo. No se me
ocurre nada más bonito que se pueda decir sobre unas personas; agradezco todos
aquellos comentarios mucho más de lo que nadie se pueda imaginar.
Gracias mama y papa por
darme unos valores y por ayudarme económicamente a tener estudios. Gracias por
cuidarme y por el cariño que me disteis.
¡Gracias por el tiempo
que me habéis dedicado!
Bonita entrada, siempre se agradece que alguien intente inculcar valores a los jóvenes y a los que no lo son tanto.
ResponderEliminarGracias. Me alegra que guste, porque la hice con todo el cariño que pude.
EliminarMe resulto muy difícil hacerla porque, como yo no sé escribir, muchas veces mis escritos no reflejan lo que pienso.
Lo dicho, muchas gracias (me la has recordado y la he releído, me ha encantado recuerdar muchas cosas)