miércoles, 21 de octubre de 2015

Pensamiento Crítico. Nociones básicas para mis alumnos.

¿Cómo explico el Pensamiento Crítico? Versión LOMCE


Lo prometido es deuda


Dos sesiones. En dos sesiones he intentado dotar de “herramientas” a mis alumnos para que poco a poco vayan desarrollando el Pensamiento Crítico. ¿Habré estado acertado? Juzgad vosotros mismos.

Empecé por lo que significa ser Crítico. Les dejé hablar. Unos interpretaban que ser crítico era criticar, otros dar su opinión, otros intentar convencer de nuestras creencias… Poco a poco fueron dándose cuenta de que ser crítico era otra cosa. Al final lo resumí/dicté así:

“Ser crítico significa analizar/dudar una cuestión desde el conocimiento, dando tu opinión de manera fundamentada (dar tú opinión sobre una comida no es ser crítico, a no ser que entiendas sobre gastronomía; ser un experto e imponer tus ideas no es ser crítico, a no ser que fundamentes lo que dices…)”

Después les expliqué que existen distintas formas de aproximarse a la realidad. Que existen cosas medibles y cosas no medibles. Y frente a la pregunta que les hice ¿la forma de hacer crítica será distinta si se trata de una cuestión medible o no medible? respondieron que sí, que será distinta. Entonces les expliqué:

“Para realizar una Crítica correctamente, debemos de basarnos en unas normas. Esas reglas de juego serán distintas si se trata de cuestiones medibles o no medibles. La Ciencia se dedica a cosas medibles, por lo tanto, para discutir/debatir… sobre Ciencia hay que usar los procedimientos propios de ella.
Para realizar Crítica en Ciencias se debe de hablar de evidencias, de experimentos, de datos contrastados… En otras ramas del conocimiento se podrá hacer de otra manera, pero en Ciencia, NO”

El timbre estaba tocando, se había terminado la primera sesión. Les di unos textos y al día siguiente les pasé una prueba para ver si los habían leído.
Con los textos perseguía que se dieran cuenta de que, si aceptamos las evidencias, las pseudociencias desaparecen. Uno de los textos explicaba cómo la Fundación Educativa James Randi ofrece un millón de dólares al que logre, por ejemplo, demostrar que tiene poderes paranormales; otros artículos explicaban sucesos que mucha gente creen que son inexplicables y en realidad no tienen nada de extraordinarios; el último hablaba de cómo una ciudad (sus políticos, sus empresarios…) pueden intentar sacar provecho de la incultura (podéis leerlos aquí, y si queréis “el examen” que les pasé, podéis pedírmelo por e-mail).

Al día siguiente, después de la prueba, algunos me preguntaron ¿es que hay reglas del juego? ¿es que existen técnicas y normas para discutir?... Se sorprendieron cuando les expliqué que desde antiguo se conocen trucos para salirte con la tuya, y que algunos se consideran lícitos y que otros se consideran ilícitos. Les puse ejemplos de falacias. La de autoridad, la de denigrar al oponente, la de exagerar las afirmaciones del oponente… son falacias que entendieron por haberlas vivido en alguna ocasión. Después dicté:

Las falacias son razonamientos que parecen correctos, que te ayudan a ganar un debate, pero que en realidad no aportan nada a la hora de valorar si lo debatido es correcto o no. Las usan los timadores, los políticos, los publicistas… los profesores y vosotros mismos. Debemos estar alerta si no queremos que nos den gato por liebre”

Y solo quedaba una cosa. Que entendieran como funcionaba su cabeza ¡que supieran de los sesgos cognitivos! Lo primero fue criticar frasecillas como “la intuición es lo realmente útil para interpretar la realidad” o “déjate llevar por tus emociones, ellas te conducirán al conocimiento”. Les dije que algunas veces la intuición nos engaña, que las emociones nos anulan el razonamiento… y como nunca se les ha hablado de sesgos cognitivos fui dictando frases, explicándolas y contestando dudas:

“La intuición, las emociones, los sentimientos… son herramientas importantes de nuestro razonamiento. Nuestro comportamiento está en gran medida determinado por ellos, pero algunas veces fallan. La percepción de la realidad ocurre en varios pasos:
· Recibimos estímulos. Pero nuestros órganos sensitivos pueden fallar; y además eliminamos muchos de los estímulos que recibimos, no podemos procesarlos todos ¡nos bloquearíamos!, ¿verdad que no estabas oyendo los ruidillos que hay a tu alrededor y que ahora si estás oyendo?
· Mezclamos la información seleccionada con lo que tenemos en la memoria. Pero la memoria no archiva todo lo vivido, y además modifica e inventa recuerdos.
· Y finalmente sacamos una conclusión.
Los sesgos cognitivos son errores en el percepción de la realidad, ejemplos son: el sesgo de confirmación, el de autoservicio, el del falso consenso…”

Y así termino de explicarles. Pero no de mandarles trabajo. Después de estás explicaciones les mando leer un texto y ver un vídeo, para que acaben de comprender lo compleja y maravillosa que es su “cabeza”. El texto habla de la importancia de las emociones y el vídeo del efecto placebo (y del efecto nocebo). Al día siguiente les paso una prueba para ver si los habían visto y comprendido (podéis ver la actividad aquí, y si queréis la prueba que les pasé, pedírmela por e-mail).

Nota final.

Opino que los profesores de Ciencias, antes de explicar el Método Científico, deben de explicar, de esta o de otra manera, el Pensamiento Crítico. Opino que sin esas nociones difícilmente los alumnos entenderán por qué hay que discutir las realidades medibles usando evidencias y, por supuesto, sería más difícil todavía de entender por qué las Teorías cambian, pero el Método Científico sigue siendo el método más correcto para interpretar la realidad medible (pero esto último, mejor la dejo para un próximo post).

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