lunes, 3 de agosto de 2020

Ribeira Sacra. Pedacicos de divulgación científica. Día 1

Hace unos meses, durante el confinamiento, decidimos reservar un apartamento rural en la Ribeira Sacra –Galicia-. Buscamos, el alojamiento que más nos gustó fue Casa do Comediante (Cerdeira, -Ourense-).

 

Nos pareció algo muy adecuado irnos a una casa rural en estos tiempos raros que corren: se garantizaba el distanciamiento social, podíamos estar en espacios abiertos y no salíamos de España. Esto último nos parecía muy importante por dos razones: el sector turístico lo necesitaría y, sanitariamente hablando, creemos que en los hospitales españoles nos atenderían mejor que en el extranjero.

Además, hace algunos años, estuvimos en Galicia y nos quedamos con ganas de ver la Ribeira Sacra.

Sin duda hemos acertado.

Nuestro rincón en Casa do Comediante

Éramos algunos turistas, no eramos muchos, pero algunos había (no sé si los suficientes para el sector, pero espero que sí y que se salven el mayor número de empresas y puestos de trabajo). Se respetaban todas las normas necesarias de prevención y el trato era exquisito (como siempre, la verdad).

Otra cosa que estuvo genial es que desconectamos de la realidad COVID, algo necesario por higiene mental.

Y por último, algo que no habíamos pensado. Desde que toda esta mierda del coronavirus empezó, nosotros cumplimos con las medidas de prevención pero es obvio que es difícil “no tener errores”: tenemos hijos y les gusta estar con sus amigos, tenemos amigos y nos gusta hacer cosas con ellos, tenemos familia y nos reunimos entorno a una mesa… Pero en Galicia, haciendo turismo rural/cultural en familia, esos contactos de riesgo desaparecen. Seguramente, desde que acabó el confinamiento, han sido los momentos donde menos posibilidad de contagiarnos hemos tenido.

Por lo tanto, sin dudarlo, La Ribeira Sacra (y el apartamento que elegimos) han sido una muy buena elección. Os lo aconsejamos.

 

Empiezo.

 

Día 1

 

Los cañones del Sil (I)

 

Más o menos a las 17:00, nueve horas después de salir de nuestra casa, entramos en Galicia por Castilla y León. Google Maps nos sacó de la autovía y, para llegar a Cerdeira, nos metió por carreteras de montaña que bordeaban unos acantilados por donde solo cabía un coche.

Presa de Montefurado. Imagen encontrada en Google

Atravesamos varias centrales hidroeléctricas y hablamos sobre cómo funcionaban: “el movimiento del agua se aprovecha para mover turbinas; las turbinas mueven bobinas en el seno de un campo magnético y ese movimiento genera la corriente alterna (son como las antiguas dinamos de bicicleta… pero a lo bestia)”. Y también hablamos sobre Franco, ya que imaginamos que muchas de esas presas y centrales hidráulicas se construyeron después de la Guerra Civil.

Central de Pontenovo, tuberías en primer plano. Imagen encontrada en Google

Más tarde, al llegar a Cerdeira, miré por donde habíamos pasado:

- Central de Montefurado, de 1956. Su presa genera el precioso embalse que vimos en el río Bibey, principal afluente del Sil). Actualmente tiene una potencia aproximada de 44 000 kW.
- Central de Pontenovo, de 1954, en el río Navea –afluente del Bibey- (actualmente tiene una potencia aproximada de 38 000 kW). Aprovecha unas aguas que vienen por tuberías desde la presa de As Guístolas, situada a unos 8 km; esa presa forma el embalse situado a unos 2 km de la Casa do Comediante (unos días después, recorrimos ese embalse en unos kayaks que nos dejó el dueño)

Embalse de Guístolas en kayak.


Encontré más cosas, pero os dejo un enlace para que disfrutéis vosotros: comenzad vuestro propio “viaje científico”.

Documento de 1957 sobre el aprovechamiento hídrico del río Navea. Precioso, os aconsejo que le echéis un ojo

 

El cometa Neowise


No recuerdo haber visto ni el Halley, en 1986, ni el Hale-Bopp, en 1997. A principios de julio me enteré que se podía observar a simple vista el Neowise, un cometa descubierto a finales de marzo de este año (en pleno confinamiento) y que pasaba cada aproximadamente 6800 años procedente de la Nube de Oort, situada a un año-luz (los que tienen un periodo menor de 200 años, proceden de la Nube de Kuiper, mucho más cercana que la anterior, para situarte, es el hogar de Plutón, a menos de un día-luz).


Jo! Yo quería verlo y también quería que lo vieran mis hijos: no sé si volverán a tener oportunidad de ver alguno. Y no solo lo digo porque son fenómenos relativamente raros, también lo digo por la contaminación lumínica. Por poner un ejemplo, Daniel López ha colgado en Instagram las fotos del cometa donde se observan las trazas que dejaban una multitud de satélites Starlink (tenemos que pensar que solo se han colocado en órbita 540 satélites, que tienen permiso para colocar 12 000 y que han solicitado poner 30 000 más; acabo de leer que la megaconstelación Starlink no estará sola, la acompañará Kuiper –de Amazon-, no sé qué opinar)

 

El cometa Halley, es el más famoso. Pero el cometa Halley no volverá hasta el 2061.

Es famoso por dos razones, viene cada 76 años y el astrónomo Halley, analizando los datos astronómicos dejados por diversos astrónomos a lo largo de la historia, interpretó correctamente que los cometas tenían órbitas elípticas alrededor del Sol y que cumplían una determinada periodicidad (y lo demostró prediciendo el avistamiento del cometa en 1758).

Cometa Neowise. Imagen encontrada en Google.


El caso es que no quería perdérmelo... ni que se lo perdieran mis hijos.

A principios de julio se podía ver antes del amanecer. Hice algún intento, pero siempre estaba nublado y no lo conseguí. Después se podía ver al anochecer (si queréis ver a que hora pinchar en http://neowise.whatsupin.space/). Creo que una noche lo localicé al anochecer, pero iba yo solo y sin prismáticos. Otra noche, en la misma zona del cielo estrellado, pero ya con prismáticos, creo que lo observé, llamé a mi hija, miró pero no veía nada (el problema era que esta vez estábamos en medio de un pueblo, la puñetera contaminación lumínica).

Finalmente, la primera noche que estuve en Cerdeira, con ese cielo impresionante, lo vi. Llevaba mis cutre prismáticos, pero se observaba claramente la cola, y apuntaba en dirección contraria al Sol (ya que se forma cuando, al aproximarse al Sol, el viento solar que se mueve a velocidades increíbles y con energías bestiales arranca partículas del cometa y las arrastra).

Pero solo lo vi yo. A mí me gustó verlo, pero no era tan impresionante como las fotos que se estaban publicando. No insistí que vinieran a verlo, ni a mis hijos ni a mi mujer, pensé que se sintieran defraudados, tendríamos que haberlo visto muchos días antes.

 

Pero a mí sí que me gustó localizarlo. Será porque conozco cosas de él. Será porque, el cometa Halley y sus historias me parecen impresionantes (y II). Será porque hay muchos mitos asociados a los cometas (normalmente se les consideraban portadores de malos augurios o culpables de penurias, ¡si hasta un Papa excomulgó a un cometa! jajaja…). El caso es que disfruté.



Y hasta aquí los pedacicos de divulgación científica de ese primer día. La idea es hacer 7 post, uno por cada día de los que estuve de viaje:

Día 1: Los cañones del Sil (I). El cometa Neowise

Día 2: El oro gallego, los olivos y las uvas. La cartografía.

Día 3: Wikiloc: geolocalización, redes sociales y privacidad. El robledal y los insectos.

Día 4: Oficios antiguos. Relojes de Sol.

Día 5: Murciélagos. Los cañones del Sil (II).

Día 6: Queserías. Bodegas.

Día 7: Mitología grecorromana.

 

Yo lo voy a intentar. ¿Seré capaz de publicar esta vez los pedacicos de divulgación científica que se me ocurren conforme viajo? ¿Se quedará incompleto como siempre me ha pasado?

 

Aquí tienes los tres intentos anteriores, lo mismo disfrutáis leyéndolos:

- Visitando la Catedral de Santiago. Ciencia en… ¿Ciencia?

- La colina de las tres vergüenzas: Calton Hill

- La revista del avión… Croacia&Ciencia. Nº 1


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